Mientras que aumentan los beneficios de las multinacionales del agua embotellada con una calidad cuestionable, una regulación libre y más eficiente de los sistemas municipales permitiría poner en ejecución una distribución de agua potable segura para toda la población del mundo por una cantidad mucho menor que la usada en el agua embotellada.
El consumo anual de agua embotellada alcanza los 154.000 millones de litros en el año 2006, y supone un aumento del 57% respecto al año 2001. Esto representa un gasto de unos 100.000 millones de dólares anuales. El precio medio de un litro de agua embotellada es de 0'65 euros.
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El negocio del agua embotellada supone una enorme preocupación medioambiental. Fuente: ddecoracion.com |
En España, el litro de agua de grifo cuesta, en el año 2004, 0'00096 euros. Como se puede comprobar el negocio es redondo. Por el mismo precio de una botella de agua embotellada se puede abastecer con tres mil litros de agua del grifo.
Uno de los grandes problemas es que no hay un mantenimiento adecuado de las redes de distribución de agua potable, ya sean públicas o privadas, lo que deteriora muchísimo el servicio y la calidad del agua que sale del grifo. Está claro que no luce este tipo de inversiones en el mundo político y de paso se favorece todo lo privado con el clásico esquema neoliberal de que lo privado es mejor que lo público.
Mientras que no se invierte lo necesario en las redes de abastecimiento, se subvenciona, con autorizaciones a bajo coste, la explotación de fuentes de agua por empresas embotelladoras privadas, que obtienen unos beneficios fabulosos.
Escasa concienciación medioambiental
La industria embotelladora de agua dice que es respetuosa con el medio ambiente pero esto no es así, pues en muchos casos usa el agua de forma poco concienciada con el medio ambiente y el 90% de los envases que utiliza son de plástico. Todos los que vamos por el campo vemos en él infinidad de estos envases que son fuertemente contaminantes. Estas empresas nos dirán que cumplen la ley escrupulosamente en este tema, pero aun siendo así, los envases de plástico deben de desaparecer con carácter urgente.
Es hora de exigir a los poderes públicos las inversiones necesarias en las redes públicas o privadas para que su mantenimiento sea el adecuado, garantizando la calidad sanitaria del agua de grifo, ya sea en sabor, olor... Y al mismo tiempo, unas normas de comportamiento ético y sanitario de las aguas embotelladas, con rigurosos controles, así como la exigencia de un precio justo de las mismas.
REFERENCIAS
- www.nuevatribuna.es
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